Generalmente, los okupas entran en inmuebles vacíos y uno de los métodos por excelencia es el de romper o forzar la cerradura para después cambiar el bombín de la puerta para tener su propia llave y el propietario de la casa no pueda entrar en su propiedad.
Al cambiar la cerradura el inmueble se convierte en propiedad del okupa, por lo tanto sería necesaria una orden judicial para poder recuperar su vivienda. Por esto, los expertos en seguridad del hogar aconsejan utilizar puertas blindadas, cerraduras de seguridad e incluso inteligentes para que los inquilinos ilegales no puedan llegar a forzarlas.
Al producirse una okupación ilegal de la vivienda habitual de una persona, las primeras horas son fundamentales para poder desalojar a los okupas sin orden judicial al ser un delito flagrante de allanamiento de morada.
Sin embargo, si pasa este tiempo y los okupas han conseguido cambiar la cerradura, la vivienda pasará a convertirse en su domicilio y se tendrá que iniciar un procedimiento judicial por la vía civil o penal para su desalojo, asunto que puede llegar a alargarse demasiado.
La Constitución Española recoge en el artículo 18: "El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito".
Por tanto, si los okupas han convertido la vivienda en su propio domicilio también tendrán este derecho. En el caso de querer recuperarla cambiando de nuevo la cerradura o cortando los suministros básicos, el propietario podría enfrentarse al mismo delito de allanamiento de morada o de coacción.
Cerradura. Fuente: 20minutos.es |
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